La ciencia que se basa en las leyes, modalidades y formas del conocimiento científico se conoce bajo el nombre de lógica. Se trata de una ciencia de carácter formal que carece de contenido ya que hace foco en el estudio de las alternativas válidas de inferencia. Es decir, propone estudiar los métodos y los principios adecuados para identificar al razonamiento correcto frente al que no lo es.
La etimología permite saber que el término ‘lógica’ tiene su origen en el vocablo latín logĭca, que a su vez deriva del griego logikós (de logos, “razón” o “estudio”). El filósofo griego Aristóteles,
cuentan los expertos en cuestiones históricas, fue pionero al emplear
la noción para nombrar el chequeo de los argumentos como indicadores de
la verdad dentro de la ciencia, y al presentar al silogismo como
argumento válido.
No obstante, no podemos pasar por alto que a lo largo de la
historia existen otras muchas figuras que han contribuido con sus ideas y
planteamientos a desarrollar esta ciencia. Así, por ejemplo, durante la
Edad Media hay que subrayar el papel que llevó a cabo Averroes, el
filósofo cordobés que, entre otras cosas, manifestó que era fundamental
estudiar la lógica de los maestros antiguos para, a partir de ahí, proceder a “filosofar” de la manera correcta.
Ya en los siglos XVIII y XIX uno de los personajes que más
abordó el tema de la lógica fue Immanuel Kant. Este está considerado
como uno de los pensadores más importantes
e influyentes de la historia y destaca por el hecho de que en esta
materia que nos ocupa estableció un nuevo concepto: la lógica
trascendental.
Un término aquel con el que dicho filósofo de origen prusiano
intentaba definir al proceso por el cual el ser humano debe llevar a
cabo una investigación de lo que vendrían a ser los conceptos puros de
categorías de tipo trascendental o también de lo que es el exacto
entendimiento.
Hegel, Augustus De Morgan, John Venn o Gottlob Frege son otros de los
autores que han destacado en el campo de la lógica y especialmente este
último que causó una auténtica revolución con sus teorías. De ahí que
sea considerado, junto al mencionado Aristóteles, como el lógico más
importante de toda la historia. Y es que estableció los conceptos de
prueba, lógica de predicados o lenguaje formal.
Aristóteles está considerado como el padre de la lógica formal. En cambio, la lógica informal refiere al examen metódico de los argumentos probables a partir de la oratoria, la retórica y la filosofía,
entre otras ciencias. Tiene como objetivo el reconocimiento de
paradojas y falacias, así como ser un recurso eficaz para construir los
discursos de forma correcta.
La lógica natural es la destreza natural para razonar sin apelar a la ciencia. La denominada lógica borrosa o difusa,
en cambio, es aquella que contempla una determinada incertidumbre al
analizar el carácter verídico o falso de las proposiciones, a semejanza
del raciocinio propio del ser humano.
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